Un laberinto de espejos

29/03/2018

Miguel Ángel Valero. "Todos tus nombres", de Fernando García Pañeda, es una historia de espías, contrabando de arte y guerra biológica en la España de la II Guerra Mundial.

Los premios Caligrama han sido creados por Penguin Random House para captar nuevos talentos a través de su sello de autoedición. La primera edición es para «Todos tus nombres», de Fernando García Pañeda (Bilbao, 1964), autor de «Viento de Guerra» (2002, reeditada en 2007 como «Las lágrimas de Eurídice»), «Kismet» (2005), «Tres Gymnopedias» (2008), «Sueño y azar» (Premio Alhóndiga de Narrativa Breve 2014), y el libro de relatos «Gentes del Club» (2012).

El argumento es sencillo: en el verano de 1944, Mónica de Bissy, una joven de la Resistencia belga, logra escapar de los alemanes en la frontera francesa y termina refugiándose en casa de Martín Inchauspe, un aristócrata sospechoso de traficar con obras de arte expoliadas por los nazis.

¿Otra novela de espionaje? Sí, pero no. Es una magnífica historia, en la que nada ni nadie es lo que parece. Un laberinto de espejos, por el que circulan los falangistas, los británicos, los alemanes, los anglófilos, los simpatizantes de los nazis, los monárquicos, personajes históricos como Clara Stauffer Loewe, restaurantes como Horcher o el mítico salón de té Embassy, hoteles como el Ritz y el Palace, la zona de Neguri en Bilbao, los pícaros que pululan en estos ambientes, el contrabando de arte, las redes de evasión de pilotos y de fugados, el expolio a los judíos y a otras personas, la guerra bacteriológica, y mucho más en la España del dictador Franco, inmersa en el tramo final de la II Guerra Mundial.

Fernando García-Pañeda construye una trama, pero sobre todo retrata un mundo de conspiraciones, de sombras, de juego subterráneo, de faroles, de agentes triples, en lo que más importa es sobrevivir. Ocultar las cartas, poner cara de póker, y nunca mostrar las verdaderas intenciones.

Y en medio, un elogio a la sincera amistad, y una doble historia de amor, tan oculta en la penumbra como el resto de la trama. Y unos personajes muy bien construidos, sobre todo Ana Eugenia, la hermana de Martín.

Es una novela, pero está muy bien documentada, hasta el punto de parecer todo verdadero, no una ficción. En «Todos los nombres» aparecen con toda crudeza las estrechas relaciones entre la dictadura franquista y los nazis, las maniobras de británicos y norteamericanos para tratar de desestabilizar a Franco y a su régimen, y los complejos entramados que terminaron ayudando al dictador a mantenerse en el poder cuando lo tenía todo en contra.

Se aprende mucho leyendo estas 487 páginas sobre la II Guerra Mundial, sobre el espionaje, sobre los Gobiernos, y sobre la España franquista. «Todos los nombres» es también un retrato de la inmediata posguerra. Especialmente de cómo quedaron Madrid y Bilbao, y sus habitantes, tras  la Guerra Civil.

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