Hay semanas que no se empiezan con buen pie de tal modo y manera que uno hasta se hace preguntas tontas impropias de su intelecto. En esta ocasión el misterio que me embargaba era cómo era posible que el PP, sin haber presentado de candidato a Rappel, jurara y perjurara que Castilla La Mancha estaba en quiebra al tiempo que acusaba al PSOE de no darle ningún papel tal y como hace Almodóvar conmigo en sus películas ¿Cómo lo sabían pues? Admito que no he sido lector de Ágata Christie y que, por tanto, me hallo en inferioridad de condiciones ante estos ejercicios de sagacidad.

Por lo que se ve, esa grave acusación sobre las finanzas autonómicas derivaba de la visión de personal administrativo o similar sacando bolsas de basura de dependencias oficiales. Lo cierto es que, una vez explicado, no sé cómo no había caído antes. Es decir, que quien más quien menos ha de colegir que cuando se limpia un despacho para hacer hueco al nuevo inquilino, lejos de dejarlo inmaculado, hay que dejarle encima carpetas y carpetas aunque algunas contengan los deberes de 1º de la ESO de los críos. Eso y la foto familiar en Gandía para que quien llegue se sienta de lo más culpable. Todo esto que puede antojarse una frivolidad no es nada comparable con esta estrategia de cuestionar todo para tratar de sacar algo al precio que sea.

¿No hay mecanismos de control de las finanzas públicas? ¿No existe la Intervención? ¿Tanto menosprecio nos merecen no ya los adversarios políticos sino los técnicos de la Administración para tratarles poco menos que de cómplices del barriobajerismo partidista? Si todo esto es así ¿sólo lo es en Castilla La Mancha porque gobiernan unos? ¿En Madrid sí son fiables los mismos o parecidos que no los son a menos de cien kilómetros? ¿Qué tipo de credibilidad puede ofertar un partido que se cree que el traspaso de poderes es poder decir lo que le dé a uno la gana tenga o no pruebas de ello?

Y ya puestos a interrogarse ¿De verdad que no hay término medio entre los silencios Guadiana de Rajoy y la estridencia y el mal ganar de algunos de sus hooligans? ¿Es necesario poner en entredicho los resortes del estado para recalcar una victoria tan legítima en las urnas como grosera en los titulares? ¿Es imprescindible obligar a Barreda a padecer el síndrome de Diógenes por no atreverse a salir de casa a tirar la basura? ¿Y si piensan que hay dossieres confidenciales sobre el queso manchego? Pues es una idea.