Ya estaban las cosas mal, pero el aplazamiento de la votación de la reforma sanitaria en el Senado dio la puntilla a Wall Street.

No ha sido un buen día para los índices americanos. Las tecnológicas han vuelto a tener uno de esos días que es mejor olvidar, contagiadas por la multa de la Comisión Europea a Alphabet-Google, y eso siempre es un factor desencadenante de caídas, más aún cuando no hay relevo claro en el mercado a las grandes tecnológicas.

Pero para colmo, la Administración Trump ha vuelto a cosechar su enésimo fracaso parlamentario. El senado ha pospuesto la votación sobre la reforma sanitaria. Han sido los republicanos los que han decidido no votarla al tener serias dudas de que fuera a salir adelante.

El paquete de recortes del ObamaCare iba a dejar a 22 millones de americanos sin acceso a la sanidad y a recortar el déficit en poco más de 350 millones de dólares. Al conocerse estos datos, que hizo públicos la Oficina Económica del Senado, algunos senadores republicanos mostraron sus dudas respecto a la idoneidad de la propuesta, subrayando la posibilidad de votar en contra. Antes que perder la votación, la dirección republicana retiró la propuesta.

Pues este despropósito sentó muy mal en Wall Street. El sector de cuidados de la salud es uno de los que mejor se comporta últimamente y este tipo de acontecimientos no le benefician ni lo más mínimo.

El caso es que estos fueron los resultados del desastre:

Las caídas han sido considerables y el Nasdaq 100 ha roto a la baja la directriz alcista. En el caso del S&P 500, se ha acercado a la línea pero de momento la ha respetado. Eso sí, que nadie dude de que será pasto de las llamas si no hay una reacción inmediata.

Al cierre, el Dow Jones bajó un 0,46%, el S&P 500 un 0,81%, el Nasdaq 100 un 1,83%, el Nasdaq Composite un 1,61%, el Nyse Composite un 0,36% y el Russell 2000 un 0,93%.