Vino, gastronomía, arquitectura antigua, fachadas de cerámica, música y mucho más a escasos cincuenta minutos de vuelo desde Madrid. Oporto es una ciudad con mucho encanto a la que siempre apetece regresar. Hoy os presentamos cinco rincones con encanto que debéis conocer.

Praia da Luz
El restaurante de Praia da Luz. En la playa de la Luz, junto a un camino geológico, se encuentra un restaurante que podría pasar por un beach club ibicenco. Hamacas, camas balinesas, zona chill-out, cafetería, terraza, varias barras… sobre la misma arena de la playa. Podrás desayunar, comer, tomar un cóctel o una buena botella de vino a precios estupendos. Dos recomendaciones cuando lo visitéis: probad su tarta de lima y podéis tomar primero el aperitivo (por ejemplo, una botella de vino blanco fresquito a partir de diez euros) en un chiringuito situado a escasos 200 metros del restaurante.

Dick´s Bar
El Dick´s Bar. El vino es el absoluto protagonista del hotel Yeatman, pero hay que conocer el agradable ambiente que lo caracteriza. Un lugar perfecto para quien desea disfrutar de un momento de relax y degustar una copa de vino o un cóctel con las panorámicas más impresionantes de Oporto y del Duero. Situado en Gaia, el Yeatman es el hotel más lujoso de la ciudad, pero el Dick´s ofrece precios moderados (aunque más caros de los habituales en Oporto) y evoca un ambiente distinguido y acogedor, característico de un club privado decorado con buen gusto y con fotografías e ilustraciones históricas. El Dick´s Bar dispone de una amplia carta de vinos envejecidos en madera y de vinos vintage que puedes degustar por copa o por botella. Además, el servicio es impecable y ofrece una carta de tentempiés, platos ligeros y ensaladas ideales para una cena con una puesta de sol inolvidable. Su franceshina es la mejor que he probado en Oporto, con permiso del café Santiago y el Majestic. Los fines de semana también hay conciertos de música en vivo.
Joia da coroa. Butacas y sillones diocechescos, porcelana fina, polvo de oro, manteles de hilo, rosas naturales en cada mesa… En el corazón de la transitada Rua das Flores nos encontramos un establecimiento de cuento que antiguamente fue una de las joyerías más exquisitas de la ciudad. Un salón de té que derrocha glamour, extraordinariamente refinado y en el que, además, su bollería artesanal, tartas, cafés y zumos están deliciosos. Algo más caros que el resto de precios de la ciudad, pero merece la pena visitarlo para sentirte protagonista de una heroína de cuento. Además, en los pisos superiores hay una galería de tiendas temáticas que merece la pena conocer.

Cantina 32
La ruta de los petiscos. Nuestros vecinos portugueses también han sucumbido a una de nuestras tradiciones míticas, las tapas, aunque ellos lo llaman petiscos y lo viven como una nueva tendencia gastronómica. ¿Una ventaja? Puede encontrar tapas deliciosas a partir de 0,75 euros. Os recomendamos tres establecimientos especializados en petiscos y relativamente cercanos para hacer la ruta: Caldeireiros, donde no debes dejar de probar su salchicha con salsa de espinacas, Cantina 32 un establecimiento de diseño con una variedad brutal de bocados (imprescindibles el salmón curado en mostaza y naranja y su pulpo salteado con patatitas dulces) y Trasca donde hay que sucumbir a la tarta de leche condensada con chocolate.

La terraza del puente de Don Luis
La terraza del puente de Don Luis. Este puente es uno de los emblemas de la ciudad de Oporto. Fue diseñado por Teófilo Seyrig, discípulo de Gustav Eiffel y se caracteriza por su impresionante estructura metálica de hierro. Tiene dos niveles: uno superior por donde circula el tranvía y el inferior para vehículos y peatones. Cuando te colocas justo debajo y miras hacia arriba tienes la misma sensación que cuando observas la torre Eiffel desde el centro de su base. Es un puente muy transitado porque con solo cruzarlo llegas a Vila Nova de Gaia, la ciudad de las bodegas. Pero cuenta todavía con un aliciente más. Una terraza a pie de puente y sobre el río Duero que ofrece unas vistas increíbles sobre la ribera y la población vecina. Un indispensable de Oporto para tomar un gin-tonic al atardecer mientras te recreas con la navegación de decenas de embarcaciones.
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