Con el gancho, alejado totalmente del morbo, del testimonio del actor Nacho Guerrero, «Yo también sufrí bullying’ (Ediciones Versátil, 243 páginas) es una guía muy útil para padres, profesores, directores de colegios, psicólogos y sobre todo personas afectadas respecto a qué hacer ante una situación así.
Escrita al alimón entre Nacho Guerrero (famoso por sus apariciones en la serie ‘La que se avecina’) y Sara Brun (polifacética licenciada en Comunicación Audiovisual que escribe libros de gastronomía, sobre pueblos de Navarra, una novela, ‘De Sofía al Cielo’, y blogs sobre la infancia y la juventud en Kamira), la obra acierta al dar voz a todos los afectados por una situación de acoso escolar: a las víctimas, pero también a los acosadores, a las familias de unas y de otros, a los profesores, tutores, psicólogos, pedagogos, directores de colegios.
El libro recoge testimonios de las víctimas, su frustración, su indignación, su dolor. Resaltan dos rotundos mensajes: «no hay perfil del niño acosado, cualquiera puede ser acosado en cualquier momento»; «la víctima lo es al 100%, sin resquicios, no hay ni un solo ápice de culpa en ell, no es débil ni física ni psicológicamente, y su aislamiento es consecuencia del acoso y no su causa».
«El acoso escolar no es cosa de niños», afirma Nacho Guerreros. La actriz Lucía Álvarez o el bailarín Carlos Alonso, entre otros, muestran las experiencias que sufrieron en el colegio.
También habla de los acosadores, y de sus padres: «No puedes ser cómplice de tu hijo en un caso de acoso escolar, cuando tu hijo es un acosador, tú eres el responsable». Y de los profesores, y de la comunidad educativa en general: «Cuando se mide la convivencia en las aulas se olvida que esa convivencia de la que toda la institución educativa se felicita, descansa sobre la espalda de uno, dos o tres chivos expiatorios». Critica con mucha dureza la ley del silencio que imponen muchos colegios ante situaciones de acoso.
Cuando el 23% de los niños sufren acoso escolar en España (24,4% en los chicos, 21,6% en las chicas). Y cuando el suicidio de adolescentes es la primera causa de muerte no natural, por encima de los accidentes de tráfico.
Al mismo tiempo, la obra muestra opiniones de expertos en psicología, educación y acoso escolar. Ofrece pautas para la detección precoz de esas situaciones, y herramientas para tratar de resolverlas. Aporta incluso algunos ejemplos de cómo no hacer las cosas en un acoso escolar.
Son muy útiles, especialmente, las propuestas de la Fundación Anar, la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio, la Asociación Madrileña contra el Acoso Escolar, y de Kamira, y el anexo 4 «Estrategias de actuación ante un caso de acoso escolar».
Del libro lo único que no me gusta es el título, porque creo que es más claro hablar de acoso que de bullying.
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