La irresistible subida del euro fue la gran protagonista de la sesión en las Bolsas europeas, condicionando la operativa normal en los mercados de valores.
Ya sabemos que en los últimos tiempos existe una auténtica carrera entre los bancos centrales por ver quién consigue tener su moneda más débil. Vivir para ver, pero es lo que toca en un momento en el que la exportación es la gran baza de los países desarrollados.
De esta forma, todos los bancos centrales han copiado el modelo japonés, que ha basado buena parte de su desarrollo en tener siempre un yen debilitado respecto a las monedas de sus mercados de exportación. La lucha no es por tener una moneda fuerte, sino todo lo contrario.
Y en estas cosas, todo juega en contra del euro. Hace meses que se suponía que llegaría a la partidad frente al dólar, más aún cuando al otro lado del Atlántico han entrado ya en una dinámica de subida de tipos de interés. Pero el BCE es absolutamente ineficaz en este asunto.
En realidad (y haciendo un mínimo paréntesis) no me extraña que los alemanes estén enfadados con el BCE. Solo piden dos cosas, que suban los tipos y que el euro no perjudique a sus exportaciones, y no consiguen ninguna de las dos…
Ya lo ven. El euro va como una moto y rompe el techo de los 1,10 dólares. En lo que llevamos de sesión (el Forex no cierra) ha subido un 0,91%, el mayor incremento desde el 15 de marzo, pero estamos comparando contra datos de las doce de la noche cuando hoy son apenas las seis de la tarde. Queda aún mucha tela que cortar.
¿Y por qué sube hoy el euro con tanta fuerza? Pues por varios motivos. El primero, porque en el mercado siguen pensando que el BCE va a terminar por subir los tipos antes de lo que dice y el dato del IPC británico de hoy anuncia una posible vuelta de las presiones inflacionistas, lo que juega a favor de la subida de tipos que el BCE niega por todos los medios.
Esto tiene su influencia, como también la tiene el apetito creciente de los grandes flujos de capital por invertir en la Eurozona, denostada no hace tanto tiempo.
Pero lo que ha sido definitivo ha sido el nuevo espectáculo de Trump y la historia de sus filtraciones a los rusos. Sus explicaciones suenan a ridículas frente a la potencia y credibilidad de la acusación del Washington Post y cunde la impresión de que Trump tiene más vínculos con Rusia de los que ya parecía.
Lógicamente, el patio polìtico estadounidense anda muy revuelto y eso hace que muchos se lo piensen dos veces a la hora de invertir allí, retroalimentando el apetito por el euro. Pero es que, para colmo, cada vez parece mas complicado que Trump pueda sacar adelante su plan fiscal, no solo por la oposición de los demócratas sino porque entre los republicanos vuelan los cuchillos.
En definitiva, que no está el horno para bollos al otro lado del Atlántico y encima puee que no salgan adelante los «planes estrella» sobre los que se cimentó el «rally» alcista desde el pasado mes de noviembre. A algunos les tiemblan las piernas.
¿Y todo esto cómo se ha traducido en las Bolsas europeas? Pues en forma de desorden. No hay más que ver los gráficos del Ibex y el Dax para darse cuenta de que han seguido estelas contrarias:
El Ibex ha logrado cerrar en los máximos del día, aunque el recorrido haya sido realmente modesto. Pero el Dax es que no ha conseguido ni eso y ha terminado la sesión más cerca de los mínimos que de los máximos. Un lío.
Al cierre, el Dax perdió un 0,02%, el Ibex ganó un 0,22%, el CAC perdió un 0,21% y el Eurostoxx un 0,01%
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