En 2014, el Banco Sabadell culminaba su expansión por toda España con la firma de un acuerdo con Rafael Nadal. Una operación que se ha convertido en un éxito, porque ha permitido incrementar espectacularmente la notoriedad del Sabadell, un banco poco conocido pese a protagonizar una decena de adquisiciones (Natwest March, ahora Solbank; Guipuzcoano, Urquijo, CAM, Caixa Penedés, Banco Gallego, el británico TSB, entre otras). Y porque gracias a Nadal se perciben mucho mejor, tanto fuera como sobre todo dentro, los valores corporativos del Sabadell.
Una de las claves del éxito en el ‘matrimonio’ entre Nadal y el Sabadell la desvela su presidente, Josep Oliu, en el prólogo de «Conversaciones con Rafa Nadal». «Cuando formalizamos el acuerdo en 2014, queríamos que no fuera un acuerdo comercial y publicitario al uso, sino que nuestra relación tuviera mucho más calado y recorrido, que permitiera establecer un vínculo a largo plazo que superara incluso su etapa deportiva».
Curiosamente, el acuerdo con el Sabadell coincide con una de las etapas más irregulares en la brillantísima carrera de Nadal. Y ése es precisamente el principal atractivo del libro de Ramón Rovira, periodista, subdirector general del banco y director de Comunicación y Relaciones Institucionales.
«Conversaciones con Rafa Nadal» es el resumen de las charlas que mantuvieron Rovira y Nadal en la segunda mitad de 2014 y en 2015 en el marco de actos corporativos al que eran invitados clientes del banco.
Lo que es un libro promocional del Sabadell, con 79 escasas páginas, se lee como un auténtico manual de gestión. Es mérito, sobre todo, de Nadal. Pero también de Rovira. La obra explica cómo un niño que tenía miedo a los truenos, y que era obligado por su entrenador, su tío Toni Nadal, a recoger las pelotas cuando ya no quedaba nadie en la pista de tenis, llega a convertirse en el mejor tenista sobre tierra batida de la historia y en el deportista español con el mejor palmarés de todos los tiempos.
Elogio del equipo
Así, a un Nadal que lo ha ganado todo, lo que le hace «realmente feliz» es salir a una pista y «tener la sensación de que puedo competir contra cualquier adversario, contra cualquiera, con posibilidades reales de éxito».
Otra lección para cualquier persona: «el deporte es de victorias, y no de derrotas, las derrotas se olvidan y solo quedan las victorias». «Cansarse de ganr no es adecuado», explica Nadal a Rovira. «Lo que hace realmente bonita la victoria es todo lo que se ha hecho antes para llegar a ella», insiste el tenista. No se puede ganar de cualquier manera.
Pero «las personas que, al fin y al cabo, triunfan en lo que hacen, se acostumbran demasiado fácilmente al elogio constante, y cuando les dicen algunas veces cosas que no son elogios, tienden a no querer escuchar, a echar la culpa a esas oersonas». «El elogio constante me parece peligroso, y negativo en muchos casos. Creo que por eso hay tantos cambios de entrenador y tanto cambio de entoeno en gente que triunfa en la vida».
«En mi vida no he echado a nadie fuera de mi equipo», argumenta Nadal. «Si antes me ha ido bien con ellos, y ahora me va mal con ellos, no será culpa de ellos, será culpa mía», explica el tenista. «A mí me han educado en la responsabioidad y en no buscar culpables fuera de uno mismo cuando las cosas van mal. Tengo compañeros en el circuito que cuando cometen errores miran al entrenador; yo, cuando fallo, me miro a mí mismo», añade.
Nadal confiesa haber sufrido una «lesión mental». «Llega un momento en que uno pierde la seguridad, primero en su cuerpo y después en uno mismo», explica. «Una lesión mental es que, por primera vez en mi carrera, no he sido dueño de mis emociones dentro de la pista y no he sido capaz de controlar las sensaciones, los nervios, la ansiedad», añade. «El problema no era que no estuviese metido en el partido, sino que me sentía ansioso», remacha.
Pero «nunca he pensado en dejarlo, porque uno lo deja cuando se levanta por la mañana y no tiene ilusión para ir a hacer lo que tiene que hacer, es que es ir a entrenar, a trabajar».
«No ha sido una cuestión de fortaleza mental, sino de vencer la ansiedad y, ina vez que lo he conseguido, he vuelto a luchar, he sido capaz de hacer remontadas, he sido capaz de competir contra todo el mundo otra vez, ganar, perder, pero competir con buenas sensaciones y, lo más importante, disfrutar de la pista», concluye Nadal.
Toda una lección para cualquier persona.
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