Las cuentas de resultados de las principales entidades financieras españolas ya se conocen, a excepción de las de Bankia (banco que engloba a Caja Madrid, Bancaja y otras cinco cajas de ahorros más) y todas ellas muestran una caída de sus beneficios en el primer trimestre. Viene a confirmarse con ello la afirmación del gobernador del Banco de España que este año puede ser muy duro para el sistema financiero español.
No obstante, el consejero delegado del BBVA ha señalado que el objetivo de la entidad es conseguir que en este año los beneficios sean superiores a los del año pasado (cuando ya crecieron en relación a un año antes) y ha señalado que el año “va a ir de menos a más”. El mensaje positivo del consejero delegado se ha visto contrarrestado por las propias cifras presentadas, muy centradas en el fuerte crecimiento de la actividad financiera en Méjico y América del Sur y en menor medida por el resto de los países en desarrollo. La incorporación del 25% del banco turco Garanti al balance del grupo puede propiciar por si mismo que este crecimiento de los resultados se alcance.
El BBVA tiene una buena fuente de generación de resultados en los países de América Latina en los que se encuentra. Méjico, y en menor medida Argentina, le han dado sorpresas agradables en este trimestre y Ángel Cano estima que seguirán haciéndolo en los próximos, junto con China y Turquía. De España, donde aún se concentra la parte más importante de su actividad y de Estados Unidos esperan resultados positivos aunque de menor importancia.
Mientras que el Santander, el rival del BBVA, ha dado la vuelta a su cuenta de resultados y Brasil y el Reino Unido aportan a la misma una cifra más importante que España, en el banco de origen vasco España sigue siendo todavía la parte mayor de la tarta. El 32% de los beneficios se generan en España y en Méjico no llegan al 30%. No obstante los países emergentes ya proporcionan el 57% de los beneficios del grupo frente al 43% de los desarrollados.
Los resultados del grupo se han conseguido a pesar de que se mantiene el estrechamiento de los márgenes y gracias a que la morosidad se mantiene contenida en el 4,1% del balance desde hace tres trimestres y a que los ratios de cobertura también permanecen inalterados desde hace nueve meses.
Desde el punto de vista de la solvencia, el banco se acerca al 9% del core capital después de haber consumido más de un punto en la adquisición del 25% de Garanti. El BBVA ha logrado refinanciar en el primer trimestre el 70% de los vencimientos de deuda que tiene en este año y desde ese punto de vista no parece que vaya a tener problemas, salvo que surjan imponderables de otro tipo.
Ángel Cano señaló que las cuentas en España van a tender a mejorar en los próximos trimestres porque ya se ha absorbido el impacto en el pasivo de la subida de los tipos de interés mientras que en los créditos se irá haciendo en los próximos trimestres lo que se reflejará en los ingresos. Respecto a la guerra del pasivo en la que el BBVA entró tarde el año pasado, el consejero delegado hizo una afirmación extraña al señalar que “si todos fuéramos privados no habría habido guerra del pasivo” porque los accionistas no hubieran aceptado que se pagara por los depósitos más de lo que se cobra por los créditos. Cano, que parecía referirse a las cajas de ahorros al hablar de entidades no privadas, se olvidó de que quien inició la última guerra del pasivo fue el Santander que es una entidad privada cuyo capital íntegro cotiza en bolsa.
Cano mantuvo, aunque con matizaciones, el objetivo de aumentar en un 50% la cuota de mercado en España en los próximos tres años, como dijo en su momento el presidente de la entidad, Francisco González, diciendo que podría ser en tres o cuatro años y en un porcentaje cercano al 50% “porque va a haber oportunidades ya que se va a producir una concentración muy importante del sistema financiero” y ello seguro que será aprovechado por el banco.
El consejero delegado del BBVA señaló que era imprescindible proseguir en la senda de las reformas acometidas en los últimos tiempos en la economía y dijo estar convencido de que Europa recibiría muy bien “que se implantara el mercado laboral más flexible”.