La crítica y yo

12/04/2011

Daniel Serrano.

Donde la crítica ve “la última obra maestra de Philip Roth” yo contemplo un edificio inacabado, la mera enunciación de un relato sin alma. Hablo, sí, de Némesis. Permítaseme el herético atrevimiento. Para la crítica, en general, todo lo que Roth publica resulta magistral. Pero es que Roth publica una novela por temporada, como un Woody Allen de las letras y como a Woody Allen las obras le van saliendo a veces crudas y a veces cocidas, según.

Siendo yo un mero lector de siderales dispersiones puedo cometer la osadía de contarles que Némesis me ha dejado indiferente. No hastía, se deja leer. Y poco más. El planteamiento podría haber dado para una gran novela: verano de 1944, Newark, un joven que ha quedado exento de marchar a la guerra por su miopía se enfrenta a un dilema moral, quedarse en su barrio a batallar contra la devastación de la polio o huir al campo con su novia. Con ese punto de partida argumental Roth construye un débil armazón narrativo que, al menos a un servidor de ustedes, no llega a tocarle en ningún momento. Todo está, repito, enunciado, esbozado sin profundidad, con algo de tópico gastado en sus reflexiones. Pongamos un ejemplo:¿Por qué Dios permite la polio?, se pregunta el protagonista. Y ahí se queda la cosa. En ese interrogante sin mayores aderezos. Hombre, de Roth esperamos más.

Curiosamente la crítica estadounidense es muchísimo más severa con Roth que la de aquí, y le amonesta o premia en función del resultado de sus texto, sin dejarse impresionar por el apellido ilustre. Incluso se le ha llegado a ridiculizar por sus excesos eróticos y uno de los pasajes de una novela reciente de Roth fue escogido como el más patético y anticlimático de la Historia de la Literatura Norteamericana. Porque, admitámoslo, Roth, en ocasiones, coloca en sus relatos a martillazos fantasías sexuales (nonagenario que seduce y complace hasta el frenesí a atractiva jovencita) que dejan la credibilidad de la narración hecha unos zorros.

Y conste que nadie pone en cuestión que Roth es uno de los grandes. Sin necesidad de acudir a Pastoral americana o Me casé con un comunista yo recomiendo la más reciente Sale el fantasma, una bellísima reflexión sobre la vejez y el deseo a la altura de Hombre lento de Coetzee, otra grandísima obra sobre la decadencia física.

Pero al César lo que es del César, ya saben, y aunque la crítica prescinda de su función crítica con según que autores, yo sólo entiendo de placer lector y en este caso, amigos y (sobre todo) amigas, Roth me ha dejado en estado de gelidez extrema.

Habrá que esperar al próximo título en publicarse. Tiene que estar al caer.

Némesis. Philip Roth. 207 páginas. Mondadori.

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