Recién cumplidos los 70, sabedor de padecer un cáncer agresivo dos días antes y calientes aún sus botas tras pisar hacía muy poco un escenario, ha muerto Lemmy Kilmister, “Lemmy”, el alma de Motörhead y eje principal del heavy más acelerado, punkarra y transgresor de todos los tiempos.
Había nacido, en la Nochebuena de 1945, en la localidad inglesa de Stoke on Trent y formó parte de bandas de poca monta hasta llegar a Hawkind como cantante y bajista. Sin embargo, su tendencia a un rock más visceral le llevó a formar, en 1975, Motörhead, banda que se convirtió en referencia de casi todas las que hacen rock, metal, punk o simplemente rock and roll.
Discos como “Ace of Spaces” u “Overkill” han pasado a la posteridad por su fuerza, urgencia y contundencia. Siempre arropadas por una voz gutural y profunda que surgía de unas entrañas incendiadas por el alcohol y la rabia y un bajo coriáceo, seco cortante como las bebidas de que gustaba.
Pudimos disfrutarle hace pocos meses en el Resurrection Fest de Viveiro, en Lugo, donde sus botas electrificaron una vez más un escenario y representaron con gallardía la enorme fuerza del rock.
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