El secretario de Estado de Hacienda y Presupuesto, Carlos Ocaña, pasó el lunes por la comisión parlamentaria correspondiente sin aclarar si la limitación del gasto público se medirá con el PIB real o el nominal, como le pidió el portavoz del PP Vicente Martínez Pujalte. La diferencia entre el real y el nominal oscila entre tres y cuatro mil millones de euros. Ocaña vino a decirle no sea usted el divino impaciente de Pemán y espere a que mañana lo explique el señor presidente. Zapatero comparece este miércoles en el pleno para contarnos la nueva fase del ajuste que ha traído de la última Cumbre de Bruselas.
Con independencia de si el concepto del Producto Interior Bruto que se aplique a la limitación de gasto es nominal o real, la regla significa que ni los salarios ni las pensiones ni las contratas de suministros y demás actividades que cuelgan del sector público podrán crecer más que el PIB. Hasta ahora lo hacían conforme a la inflación y al IPC, pero la segunda fase del ajuste implica un cambio de reglas contra los de siempre, los asalariados y los pensionistas.
La nueva regla supone que los salarios, las pensiones y el coste de los servicios públicos no deberá crecer más del 0,6% de aumento del PIB previsto este año por el Banco de España y los organismos internacionales, incluida la Comisión Europea, aunque Salgado mantenga su previsión del 1,4% hasta que le entreguen el nuevo informe de estabilidad cíclica.
No sabemos cómo se las compondrá el señor presidente para vender la mercancía en relación con los tarifazos que ha promovido, las patadas hacia arriba a las cotizaciones, impuestos, tasas, y a la inflación galopante. Pero seguro que no se pondrá tan dramáticamente estupendo como en mayo del año pasado, cuando hasta Felipe González le envió un mensaje de móvil elogiando su coraje contra los asalariados.
De la comparecencia del secretario Ocaña quedó claro que si el año pasado se logró embridar el déficit publico en el 9,24 del PIB, este año hay que seguir actuando en la misma dirección, “no nos podemos dormir”, pues la evolución económica de enero y febrero sigue la línea ligeramente ascendente del último semestre de 2010, pero los ingresos, aunque es pronto, no repuntan y los impuestos especiales han caído un 4,4% por la ley antitabaco.
Si el gasto –comunidades, ayuntamientos y administración general– ha de atenerse al PIB para facilitar la competitividad, los beneficios y la reinversión sin tocar los impuestos, el sentido del “cueste lo que cueste” de Zapatero se entiende ahora mejor. Es más, lo desveló el portavoz socialista Francisco Fernández Marugán, cuando en la comparecencia de Ocaña dijo que él y otros portavoces se habían reunido con un grupo de empresarios que abogaron por fórmulas de “copago”. Dio a entender que algunos estuvieron de acuerdo –como manifestó el lunes el presidente de Murcia, del PP– y añadió que “nosotros no dijimos nada”. Eso lo dejan para Zapatero y éste, como denunció Pujalte, quiere aguantar y dejar la patata caliente a Rajoy. Y así vamos.
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