Caja España-Duero no puede perder el tiempo, si quiere esquivar ser controlada por el Banco de España, y tras el estrepitoso fracaso en las conversaciones con Mare Nostrum –que muchos creyeron que iba a terminar en acuerdo “inminente”- ha vuelto a salir en busca de un nuevo “novio” y se ha encontrado con Unicaja, cuyo presidente estuvo a punto de quedarse con CajaSur, antes de que esta caja se fusionara con BBK.
Las prisas no son buenas, pero obligan. Desde que este 10 de marzo el Banco de España hiciera pública la necesidad de solvencia de cada entidad, aquellas que no llegaban a cumplir las exigencias tienen que presentar en unos 15 días, el 1 de abril, su plan de reforzamiento y explicar cómo van a conseguir el dinero que les falta para evitar la intervención. A Caja España-Duero le hacen falta 463 millones de euros, porque era una de las señaladas, junto con CatalunyaCaixa, Unnim y Novacaixagalicia, entre otras.
Caja España-Duero era una de las pocas entidades a las que se les va a exigir un 10% de core capital, dado que este porcentaje, y no el 8%, se aplica a las firmas cuya dependencia de la financiación mayorista sea del 20% y carecen de inversores privados en su capital.
Los responsables de la entidad castellano-leonesa saben que están condenados a fusionarse con otra caja de mayores dimensiones, como sería Unicaja, o incluso la zaragozana Ibercaja, ya que desde un principio está descartado que puedan constituir un banco, como han hecho alguna de las 17 entidades fusionadas en el proceso de reestructuración (Caja Madrid-Bancaja y otras cinco cajas crearon Bankia; La Caixa, CaixaBank…) porque es inviable dada su dimensión, al contar con un volumen de activos y pasivos de 46.000 millones de euros. El propio Banco de España desaconseja esta posibilidad.
Y por si fuera poco, la entidad que preside Evaristo del Canto, deberá someterse en junio a un nuevo examen, las pruebas de estrés que exige la UE, por lo que de no variar su actual esquema, volvería a ser llamado a “capilla” por el Banco de España para concretar nuevas medidas.
Por estas razones de peso, Caja España Duero debe despejar cuanto antes sus dudas y tomar una decisión, a no ser que opte por ser intervenida antes que renunciar a la presidencia, el gran problema que siempre ha habido, y que ya surgió en el momento de que Caja España y Caja Duero se fusionaran. De momento, en el intento con Mare Nostrum parece haber pesado más la presidencia, pese a tener una dimensión más pequeña, que el temor a perder el control de la entidad, que de ser intervenida pasaría a manos del Banco de España en los próximos cinco años.
Las conversaciones con Braulio Medel, el presidente de Unicaja, podrían volver a pasar de nuevo por este mismo obstáculo, y si Evaristo del Canto persiste en su actitud, poco podrá hacer con Medel.
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