La realidad universitaria española, sostiene Antonio Orejudo, contiene tal grado de irrealidad que la novela de campus, tan habitual en la tradición literaria británica, resulta casi inabordable. Dicho esto, y a contracorriente de su propia afirmación, Orejudo ha escrito una novela de campus a la española. Un momento de descanso o la Universidad en España como universo paralelo, como ámbito ensimismado en mezquindades delirantes y grotescas pugnas que no interesan a nadie y repleto de catedráticos priápicos y mediocres.
Mejor en su desarrollo puramente ibérico, con el paisaje complutense y polvoriento que tantos conocemos, que en la incursión estadounidense del relato, Un momento de descanso resulta meritoria por varias razones. La primera de ellas, por la originalidad de su planteamiento en cuanto a escenario y personajes: ¿una novela de profesores, becados eternos, licenciados en permanente estado de frustración y ex penenes reconvertidos en stablishment feroz?
Sí.
Meritoria también por el tratamiento de un enigma con aroma guerracivilista que funciona como excelente mcguffin o motor narrativo: ¿es el viejo, viejísimo pope universitario que nos tuteló en aquella dorada juventud quien dice ser: represaliado, topo de la posguerra que escribiera una obra maestra de la filología escondido en una tinaja mientras los falangistas bramaban a la busca de su cabellera, sedientos de sangre?
Y, sobre todo, de meritoria puede calificarse esta novela por los buenos ratos que nos hace pasar cuando, verdaderamente, Orejudo hace funcionar con precisión los mecanismos de las comicidad. Hay varios momentos, varios pasajes, que provocan la carcajada de tal modo que, créanme, sólo por eso merece la pena la lectura de Un momento de descanso.
Ojo, también les digo que los altibajos abundan, que la fórmula de la hipérbole y el disparate descompensa el resultado final y que, en fin, alguna que otra pega puede ponerse a este libro.
Pero qué demonios. Tenemos nuestra primera novela de campus, o la primera novela de campus a la española del siglo XXI, y además una novela divertida de verdad y que, en fin, son 240 páginas que se leen sin que uno se dé casi cuenta.
(Aunque creo que no le va a gustar a Marie Slim Browning).
(Y a propósito de esto, permítanme el siguiente paréntesis entre paréntesis:
Marie Slim Browning, luz de mi vida, fuego de mis entrañas, pecado mío, lectora mía, Ma-Rie-Slim-Brow-ning, no me abandones. Es mi sino, mi especialidad, lo sé, decepcionar a las mujeres. Especialmente a las lectoras. Decepciono mucho menos a las camareras. Pero las lectoras… Oh. Son terribles. Portan pistola y, por más que silbes, nunca regresan… Vuelves a casa, envuelto en el útimo humo de la noche, y la lectora ya no está. Se ha ido y ya todo serán lágrimas en la lluvia y el replicante se va a la cama aunque, bueno, nada es para siempre pero a todos nos gustaría que sí lo fuese. Ah. Marie Slim Browning, luz de mi vida, fuego de mis entrañas, pecado mío, lectora mía, Ma-Rie-Slim-Brow-Ning , no me abandones.)
UN MOMENTO DE DESCANSO. ANTONIO OREJUDO. TUSQUETS. 241 PÁGINAS
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