Hablemos de Stephen King

29/08/2014

Daniel Serrano. Las obras más relevantes de Stephen King hablan de la infancia (The body, Ojos de fuego, It…), la adolescencia (Carrie, Christine…) y la primera juventud (este Joyland que hoy comento).

Iba a comprarme la primera parte de esa serie autobiográfica de la que tanto hablan (Mi lucha del noruego Karl Ove Knausgard) pero me encontré en La Casa del Libro con una excelente oferta de libros de bolsillo de Stephen King.

¿Stephen King? Eh, sí…Un autor que me provoca una rara fascinación aunque cada vez que lo lea me parezca que escribe rematadamente mal: confuso en algunos pasajes, atropellado a veces, con tendencia a ciertos brochazos resolutivos…

Pero hay narraciones de Stephen King que me han llegado hondo. De modo extraño. Está The body (relato convertido en la película Cuenta conmigo) y ese recuerdo negrísimo de una infancia en la que apenas se presiente el horror. Está este Joyland cuya capacidad de evocación se percibe desde la primera página: Puedo afirmar, aun cuarenta años después, que aquel otoño fue el más hermoso de mi vida.

Un joven universitario con el corazón roto, un parque de atracciones maldito, una casa en la playa, un verano y luego un otoño solitario, una mujer y su hijo enfermo, condenado a morir antes de alcanzar siquiera la adolescencia.

Elementos muy del gusto de Stephen King, que en realidad habla constantemente del miedo a la muerte, de los monstruos de la niñez que regresan algunas noches de la edad adulta, de cómo el paso del tiempo hace mella en nuestras almas…

Sí. Me ha gustado Joyland, me ha llegado a emocionar. Hasta he pasado un poco de miedo. De eso se trata, ¿no?

El protagonista tiene 21 años y está a punto de lanzarse a la vida real. Este es su trayecto iniciático, con brujas y monstruos que se comen a los niños. El año en que descubrí que existen cosas peores que perder a una chica. Ese es el tiempo en que se desarrolla Joyland.

En Estados Unidos Stephen King tiene casi la categoría de un Poe contemporáneo. Bien es cierto que produce de tal modo que cabe sospechar si puede escribir tantísimo (de hecho, el propio Stephen King da las gracias al final de Joyland a Charles Ardai, que ha editado la novela –es decir, que ha echado una mano en la escritura-). Bueno, sí. Pero el caso es que los relatos de Stephen King funcionan. Tal vez no para las nuevas generaciones. Puede que los miedos cambien. Supongo que yaa llegará quien escriba las pesadillas de los jóvenes que hoy todavía no temen nada.

Sea como sea, fui a comprar una novela nórdica de alto voltaje literario y me fui con una novelita de miedo bajo el brazo. Lo he pasado muy bien. De vez en cuando hay que darse un respiro.

Y hay cosas peores que Stephen King. Mucho peores. Basta con echar un vistazo a la lista de libros más vendidos.

Joyland. Stephen King. DeBolsillo. 301 páginas.

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