Franco en Cataluña o el bucle melancólico según Pérez Andújar

18/07/2014

Daniel Serrano. Javier Pérez Andújar, desde su condición de charnego irredento y catalán como el que más, ha querido en esta novela humorística desmantelar el mito de que Franco invadió una Cataluña de intachable y unánime republicanismo democrático.

CATALANESAntes de volverse ultraconservador a machamartillo Jon Juaristi escribía cosas muy interesantes. Recuérdese ese ensayo titulado El bucle melancólico en el que explicaba cómo el nacionalismo se basa en perpetuar de generación en generación las viejas historias que los ancianos contaban al calor de la hoguera, con mitos que disfrazaban una realidad mucho más compleja.

Uno de los mitos más difundidos por cierto nacionalismo es el del franquismo como enemigo exterior. Por ejemplo, lo de que el bombardeo de Gernika fue un ataque de España a Euskadi y no el castigo a la resistencia republicana de parte de los vascos (otra parte aplaudía al ver como caían las bombas sobre sus prójimos).

Javier Pérez Andújar, desde su condición de charnego irredento y catalán como el que más, ha querido en esta novela humorística desmantelar el mito de que Franco invadió una Cataluña de intachable y unánime republicanismo democrático.

Tal y como va recordando Pérez de Andújar en Catalanes todos hubo ministros, alcaldes, falangistas de primera hora y torturadores de pedigrí catalán sin duda alguna. Y no sólo Samaranch, que al fin y al cabo jamás fue camisa vieja y el yugo y las flechas se lo puso en la pechera con el simple y nutritivo ánimo de medrar en la sociedad (y bien que lo consiguió).

El limpiabotas Juanito Oliva, cojo de cuando la Cruzada, es uno de los personajes de este relato coral en el que monigotes inventados se cruzan con gentes que existieron y de qué manera. Ministros de Franco fueron, por ejemplo, Gual Villalbí, Dávila Arrondo,  Bau Nolla y Eduardo Aunós. Luego está la burguesía y aristocracia de apellidos que más tarde se pondrían a disposición del pujolismo y de lo que hiciera falta.

Todo ello lo cuenta con ironía demoledora Pérez Andújar, tendiendo al esperpento e, incluso, a lo grotesco. Esta es una novela para reírse de lo lindo, entretenida e hiriente a partes iguales. Franco se convierte aquí en una parodia pero no tanto. Las conversaciones entre el dictador y su santa esposa que Pérez Andujar inventa resultan descacharrantes y, a la vez, de una veracidad perturbadora.

Catalanes todos está escrita con ánimo de polemizar y me parece muy bien porque casi todo lo que surge para criticar el soberanismo resulta aburridísimo y retrógado pero he aquí a un hombre de izquierdas (o eso creo) que se coloca en otro lugar.

También es verdad que si nos ponemos estupendos (ejem) podríamos decir que Catalanes todos no está a la altura de Los príncipes valientes o Paseos con mi madre. Pero es que esas dos novelas de Pérez Andújar resultan verdaderas obras maestras y, claro, uno no puede ser sublime sin interrupción por mucho que se empeñe Baudelaire.

Esta novela es un prodigio de amenidad, te ríes, contiene datos jugosos que empujan a consultar la Wikipedia de puro asombro y contiene una carga política que, claro, habrá a quien irrite.

¿Y sobre la consulta acerca de la independencia? Yo de eso sólo hablo en presencia de mi abogado.

Quede constancia, en todo caso, de que Catalanes todos es una lectura muy (pero que muy) recomendable.

Catalanes todos. Javier Pérez Andújar. Tusquets. 334 páginas.

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