Hay en todo lo que se expresa por labios políticos una retórica hábil y artificiosa capaz de volver lo negro blanco y de hacernos creer que somos daltónicos. Ese fenómeno se percibía ayer en los pasillos del Congreso.
Primer asunto: según los datos de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el PSOE se sitúa diez puntos por debajo del PP en intención de voto. Los conservadores obtendrían el 44,1% de los votos y los socialistas el 34%. Pero no importa, porque según el portavoz socialista José Antonio Alonso “las encuestas tienen carácter coyuntural” y cuando lleguen las elecciones “los ciudadanos sabrán apreciar dos actitudes muy distintas, la del Gobierno que trabaja para salir de la crisis y la del PP que no está ayudando en nada”. Así que tranquilos.
Segundo asunto: los parlamentarios del PSOE aplaudieron por cortesía la intervención de Zapatero ante el grupo, en contraste con los fuertes aplausos que dedicaron a los sindicatos por haber dulcificado el trágala de la reforma de las pensiones. Pero no importa. Según Alonso y otros compañeros, “todos cerraron filas con el presidente”. Por tanto, tranquilos.
Tercer asunto: aunque Mariano Rajoy haya comprometido su palabra ante los dirigentes de la patronal, Juan Rosell y Arturo Fernández, en apoyo del acuerdo económico y social que han suscrito con los sindicatos y el Gobierno, del encuentro de los jefes de filas parlamentarias del PP con los miembros del Ejecutivo salió Soraya Sáenz de Santamaría sembrando dudas sobre el apoyo. ¿Falla la unidad de mando?
Cuarto asunto: los diputados tuvieron hace una semana la oportunidad de renunciar a los complementos de pensiones y al régimen especial de seguridad social que disfrutan, pero sólo Rosa Díez y un despistado votaron a favor de pasar al régimen general y renunciar a los complementos. Para que no se les “demonice”, el PSOE aportará hoy sus propuestas sobre las pensiones de sus señorías, las incompatibilidades y la transparencia de las rentas y el patrimonio. Habrá que verlas.
Quinto asunto: si la vieja Batasuna, con su nueva marca Sortu (surgir, crear, hacer…), ha roto o no su sumisión a los de las bombas y las pistolas, habrá que verlo. Si así fuere, estaríamos ante una gran noticia que se vería confirmada por la disolución de ETA. Sería la expresión de que la política y la democracia han triunfado sobre los pistoleros. Nada de eso ha ocurrido de momento. Pero los diputados del PP niegan de antemano el “avance” formal de los nuevos estatutos batasunos sin dar tiempo al tiempo.
De esto se hablaba en los pasillos del Congreso con mucha retórica y pocos razonamientos. Entre tanto, el pleno discutía una iniciativa del PP para proteger a las mujeres inmigrantes sin papeles de los pegones, explotadores y asesinos, algo que, mire usted por donde, acababa de anunciar Ana Terrón, secretaria de inmigración, en el nuevo reglamento de la ley de extranjería que estaba pendiente de desarrollar desde hace año y medio. Ya es casualidad.
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