Pacifismo “abertzale”

08/02/2011

diarioabierto.es.

Con las víctimas, estar, hemos estado todos. Mal arrancamos ya, si andamos con Batasuna a cuestas del sudor en la espalda astillada, y empezamos a presumir de haber estado o no a favor de las víctimas. Porque con las víctimas, llorar, hemos llorado todos, dentro de unos límites mínimos de decencia; incluso quienes las han manipulado, traído y llevado por su propio interés, seguramente, en el fondo, también sufrían con ellas. El baremo moral, aquí, son siempre las víctimas; pero el político, y también el jurídico, no puede estar dirigido por esas cicatrices.

Ahora nos enfrentamos, una vez más, y ya es cansino, a una nueva dialéctica del terrorismo vasco, en su vertiente partidista. Vuelve Batasuna: “rechaza” cualquier forma de violencia, “incluso la de ETA” –ésa sí que es buena: ¿es que ha habido otra en los últimos años, en la órbita vasca?-; “rechaza”, sí; pero no la condena. Rubalcaba, que para algo es vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, apuesta por la cordura rápida, con reflejos: “serán los jueces”, Fiscalía y Abogacía del Estado mediante, quienes decidan si ese rechazo, contenido en el estatuto del nuevo partido de la izquierda abertzale “permite sortear y salvar la situación de ilegalidad de Batasuna”. El abogado Iñigo Iruin ha leído los apartados que expresan esta postura: “el nuevo partido desarrollará su actividad desde el rechazo de la violencia como instrumento de acción política o método para el logro de objetivos políticos, cualquiera que sea su origen y naturaleza; rechazo que, abiertamente y sin ambages, incluye a la organización ETA en cuanto a sujeto activo de conductas que vulneran derechos y libertades fundamentales de las personas (…). No estamos ante un regate en corto a la normativa legal, sino ante un paso coherente con nuestras convicciones y compromisos por construir un escenario de paz”. Ojalá sea verdad, y en caso contrario el acecho penal les corte el vuelo.

Mientras tanto, parece que hay demasiada gente deseando verles apoyar el asesinato y el secuestro. La ambigüedad verbal abertzale resulta sinuosa y detestable, pero si alguna vez tocamos la verdadera paz, desnuda y libre, habrá que contemplarles en esa nueva vida de garantías jurídicas. En democracia, no cabe ningún tipo de amnistía por crímenes: quienes hayan delinquido estarán bien cumpliendo sus penas en la cárcel. Pero si buscamos la normalidad en Euskadi, también habrá que integrar, siempre que sea legal, al entorno del miedo.

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