Tras el sistema financiero, la construcción fue el segundo sector en caer con la crisis económica desatada de forma virulenta a partir de 2007. Desde entonces se han perdido 1.105.000 empleos y su producción ha caído un 36%. Las medidas de ajuste del Gobierno (Plan de Estabilidad de enero de 2009, las medidas de ajuste de mayo de 2009 y los presupuestos de 2011), concreta a diarioabierto.es el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción, Juan Francisco Lazcano, ha supuesto la pérdida de 660.000 empleos y poner al borde la quiebra a 5.500 empresas. Y por si fuera poco el impacto de estas medidas supondrá un -1,8% del Producto Interior Bruto (PIB).
Lazcano considera que para salir de esta situación económica “se necesita valentía política”, y pese a la consolidación fiscal que se necesita y nos exigen, el Gobierno debería entrar de lleno en reformar todo el gasto no productivo del sector público. Los presupuestos diseñados por el Ejecutivo para el próximo año continúan en la misma dirección de “no tocar” el gasto no productivo, por lo que la actividad en la mayoría de los sectores, y en la construcción, en particular tardará en reanimarse.
No hay bolas de cristal, pero contando con el stock que aún tiene el mercado, y a unas necesidades de unas entre 300.000 y 350.000 viviendas al año, el “equilibrio” del sector no se podrá lograr antes, al menos, de 2015.{destacado}
Lazcano, además, calcula que la “deuda viva” de todas las administraciones públicas con el sector se encuentra situada en los 15.000 millones de euros.
Las empresas que se han quedado en el camino, sobre las que no hay un dato concreto, se han visto perjudicadas por su tamaño, la falta de liquidez y el retraso en los pagos por parte de las Administraciones Públicas. El resto, las grandes constructoras, tanto si cotizan en Bolsa como si no, se han salvado de la “quema” gracias a su política de diversificación por sectores dispares (servicios, energía) y sobre todo por su cartera exterior. Ya que mientras en España la actividad está prácticamente paralizada, en el resto de las economías donde la recuperación ha dado sus primeros síntomas las empresas españolas están logrando jugosos contratos.
Para las pequeñas y medianas empresas que aún permanecen en el mercado la solución podría ser asociarse entre ellas, ya que las hay muy especializadas.
También ha advertido que se están perdieron ingenieros, de los mejores preparados del mundo. “Es un activo que no nos podemos permitir el lujo de perder”, asegura Lazcano, quien recuerda que un ingeniero tarda en formarse diez años.
La solución pasaría porque llegara cuanto antes la inversión pública, a través del Plan Extraordinario de Infraestructuras, que prevé movilizar alrededor de 18.000 millones de euros, pero de momento la urgencia por reducir el déficit público no parece que lo vaya a permitir.
Por ello, sugiere otro tipo de medidas como establecer una tasa por uso de infraestructura, con lo que “pagaría el que la usa; no todos como sucede ahora”.
Por último advierte del peligro que supone que el Gobierno se olvide de las políticas de mantenimiento, conservación y modernización de las infraestructuras ya existentes.
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