Fainé califica de irracional e insostenible la guerra del pasivo

28/01/2011

Salvador Arancibia. Es posiblemente una de las pocas entidades financieras que han aumentado el crédito en el ejercicio pasado.

“Siempre nos ha gustado el cambio y lo hacemos para preservar lo esencial” ha explicado Isidro Fainé, presidente de la Caixa para explicar el traspaso de la entidad financiera a un banco para adecuarse a los nuevos tiempos que exigen que las cajas de ahorros tengan el contraste del mercado.

La Caixa, como prácticamente todas las entidades financieras españolas, ganó menos dinero en 2010 que un año antes. En concreto, la primera caja de ahorros obtuvo un beneficio neto atribuible de 1.507 millones de euros, casi un 12% menos que en 2009. Ello se debió sobre todo a una fuerte caída del margen de intereses, el 20%. Los bajos tipos de interés del activo, la entidad no tiene ‘suelo’ en sus créditos hipotecarios, y la guerra del pasivo desatada por entidades con dificultades de liquidez explican este deterioro.

Tanto Fainé como el director general de la Caixa, Juan María Nin, tuvieron duras palabras para quienes llevaron a cabo una política agresiva de alta remuneración del pasivo, calificándola de “irracional, insostenible y perjudicial” ya que entienden que perjudica de forma evidente a la concesión de créditos al dificultarlos por su encarecimiento.

Fainé, que hizo una intervención muy centrada en el fin del ciclo de la Caixa al transformarse en un banco a partir del segundo semestre, destacó que la caída del beneficio se ha generado a pesar de una fuerte actividad comercial de la entidad que ha permitido cerrar 2010 con un crecimiento de los recursos de clientes superior al 4% y, sobre todo, de la inversión crediticia del 6%. Es posiblemente una de las pocas entidades financieras que han aumentado el crédito en el ejercicio pasado.

La Caixa ha destinado a provisiones más de 2.600 millones de euros, todas con cargo a la cuenta de resultados del ejercicio ya que la provisión genérica no ha sufrido merma en el año, volviendo a dedicar todos los beneficios extraordinarios obtenidos por venta de participaciones a provisiones extraordinarias y anticipatorias de lo que puede ocurrir en 2011.

Después de explicar las razones que han movido a la Caixa a iniciar una profunda transformación de su forma de operar en el mercado, al traspasar toda la actividad financiera a un banco que se fusionará con Criteria, que hasta ahora era un holding industrial-financiero, el presidente de la Caixa afirmó que “no nos gusta vender, y a mí personalmente no me gusta vender” en referencia a que va a seguir manteniendo la parte básica de las participaciones empresariales en Abertis, Gas Natural Fenosa, Repsol y Telefónica.

La morosidad de la entidad quedó en el 3,7% a final de año, incrementada ligeramente por la absorción de Caixa Girona, y claramente inferior a la media del sector. La cobertura global de estos créditos morosos es del 70%.

El riesgo inmobiliario total de la Caixa asciende a 26,284 millones de euros, el 14% del total de la inversión crediticia y tiene una morosidad de 4.000 millones de euros, que representan el 15% del total y cuenta con una cobertura del 66%, bastante más elevada que la declarada por las demás entidades que han publicado ya sus resultados.

Para el ejercicio actual los responsables de la Caixa entienden que el entorno seguirá siendo de tipos de interés bajos, lo que presionará a la baja sus ingresos financieros, una elevada tasa de paro y un crecimiento económico lento, que no permitirán grandes alegrías en la concesión de créditos. Al tiempo consideran que los mercados internacionales seguirán expectantes manteniendo una cierta desconfianza por el riesgo país y los programas de refinanciación de la deuda soberana y de las entidades financieras. Por último entienden que, aunque irracional, se mantendrá una cierta ‘guerra del pasivo’ lo que redundará, todo ello, en tensión sobre la actividad de bancos y cajas.

Aunque la Caixa cumple con holgura los requerimientos de capital adelantados por Economía ha decidido, dentro de su transformación en un  banco, acudir a los mercados de capitales con una emisión de bonos obligatoriamente convertibles en acciones del nuevo banco para adelantar el cumplimiento de Basilea III en un año, en 2012.

La emisión, garantizada por la Caixa, no estará destinada a los mercados mayoristas sino que se realizará a través de la red de oficinas de la entidad, más de 5.000 en toda España, en línea con lo que hizo hace unos años con la salida a bolsa de Criteria. Los gestores de la Caixa no quieren tener socios de relativa importancia en sus negocios y prefieren contar con la fidelidad de sus clientes particulares. Esta puede ser una vía que exploren algunas de las cajas de ahorros que van a necesitar capitalizarse en el futuro inmediato sin necesidad de tener que buscar grandes inversores internacionales que, seguro, pondrán mayores condiciones a la hora de juzgar la gestión de los dirigentes actuales.

Tanto Fainé como Nin negaron estar interesados en el momento actual en participar en la capitalización de algunas cajas de ahorros aunque dejaron la puerta abierta a crecimientos inorgánicos en el futuro, si las condiciones lo aconsejan.

El nuevo banco tendrá un elevado nivel de saneamiento ya que todo el riesgo inmobiliario actual no se va a traspasar a la nueva entidad sino que permanecerá en la Caixa, englobando todas las participaciones inmobiliarias que posee. Fainé y Nin destacaron que, con tiempo, estas propiedades inmobiliarias volverán a ser un buen negocio y que es posible que den entrada a un socio extranjero en esa nueva sociedad ya que existen varios interesados en ello.

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