Uno mi hermano, otro mi padre. Al final (por si les interesa, que no lo creo) mi hermano Pablo cambió el suyo por dos libritos con las letras de las canciones de Lou Reed, como mosquitos congelados en ámbar, exactamente igual que los que hojeaba de adolescente en la Cuesta de Moyano: la misma portada como desvaída, la letra de máquina de escribir antigua, el papel medio amarillento. Una delicia cortesía de la editorial Fundamentos, colección Espiral.
Pero vamos a lo que vamos: Amanece, que no es poco, guión y abundantes notas de José Luis Cuerda, el padre del asunto. Los de Pepitas de Calabaza son unos tipos realmente curiosos y me gusta porque publican lo que les da la real gana (hasta a Jabois) y eso es lo que hace falta, no tanto best-seller barato y tanta chorrada. En este caso recuperan fotos y texto de la comedia más disparatada que se ha rodado en España (con permiso de Berlanga) y resulta un goce sin culpabilidad alguna volver de otro modo a esta película de marcianismo albaceteño. O sea, rara y generadora de un culto secreto que, con los años, se ha hecho más y más numeroso. Recuerda el autor que a la crítica le gustó lo justo (a algunos críticos) y yo mismo doy fe porque me he percatado de que, a lo largo de los años, en las críticas de prensa que hacen cuando la ponen en la tele la calificación ha ido variando de una estrellita (ni fú ni fá) a dos (pse, no está mal) hasta tres e incluso cuatro. Así son las cosas. A Clint Eastwood le ha pasado igual, ¿eh? Que me acuerdo perfectamente cuando El jinete pálido tenía en las críticas un puntazo negro de bosta infumable.
Amanece, que no es poco decíamos. Como subruralista (que no surrealista) la define José Luis Cuerda en este libro, echando mano de un término que se inventó un italiano al que le gustó mucho este excelso disparate. Cuerda vierte en este deleitoso volumen un buen montón de anécdotas e historias de rodaje y asegura que casi todo el mundo se lo pasó de maravilla haciendo la peli. No nos extraña siendo como es José Luis Cuerda y con un reparto tan morrocotudo: Agustín González, Manuel Aleixandre, Quique San Francisco, Gabino Diego, Antonio Resines, Saza, María Isbert, Guillermo Montesinos, Fedra Llorente, Antonio Gamero… Buff. Todos los grandes cómicos de este país (o casi todos, no exageremos, pero no me digan que no se le hace uno la boca agua escuchando el listado).
La película se rodó en Molinicos, Liétor y Ayna, tres pueblos de Albacete. Porque Albacete es el alma de Amanece, que no es poco. Albacete (vaya usted a saber por qué) genera grandes del humor y me estoy refiriendo, claro, a la tropa de Muchachada Nui y al mismo Cuerda. Aunque, nos desvela el director, a los habitantes de los pueblos donde se rodó la comedia no les gustó nada el resultado. Cuerda se libró de la bronca porque, cuando tocó el estreno, estaba en la cama con una hepatitis de aúpa.
En fin, que lean este libro y vuelvan a ver Amanece, que no es poco. Se trata de una obra que gana con el tiempo, resulta divertidísima y de una osadía absoluta. Mezclar a Faulkner y a la profundísima España rural no se le ocurre a cualquiera. Y, por cierto, menciona Cuerda en este libro su primera película, Pares y nones, que recientemente revisé y disfruté enormemente. Es buena, de verdad. Hay que reivindicar toda esa comedia de los 80 en la que siempre salía Resines. Dos mejor que uno, La vida alegre, Sé infiel y no mires con quien… Un cine español infravalorado al que habría que hacer justicia. Disculpen la digresión.
Muy (pero que muy) interesantes son las pinceladas autobiográficas del texto introductorio de José Luis Cuerda. De hecho, le animo desde aquí (no sé si me oirá) a que escriba sus memorias y nos de más detalles acerca de su peculiar padre (impenitente jugador de póker), de su infancia albaceteña, de su paso por los colegios de curas y por el seminario, de su militancia en el PCE, de lo que era la TVE en la que trabajó… Interesantísimo retrato de una época que cada vez (¡ay!) queda más lejos.
Amanece, que no es poco. El libro. Me lo han regalado dos veces. Con que, imagínense, si es bueno.
Amanece, que no es poco. José Luis Cuerda. Pepitas de Calabaza. 284 páginas.
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