La cosa es tocar los neutrones

20/01/2011

diarioabierto.es.

Vista desde la barrera, la negociación sobre las pensiones se intuía de peso suficiente para no tener la necesidad de tocar más los neutrones con otros asuntos. Sin embargo, no ha sido así. O sí ha sido así. O vaya usted a saber cómo ha sido. Lo que sí es de dominio público es que lo que dice el ministro Sebastián es válido justo hasta que pasa el coche escoba de Moncloa a recoger los desperfectos. De momento no le han rectificado la subida de los datos de turismo anunciada por él mismo aunque es lógico pensar en la veracidad de las estadísticas habida cuenta del interés internacional que ha suscitado que don Miguel nos regalara una bombilla para luego subirnos el diez por ciento la luz. Estas atracciones no las encuentra uno ni en Port Aventura.

Y por si fuera poco este aliciente no hay que olvidar el aderezo cómico de otros colegas de gobierno que, ya no sólo no niegan la crisis desde hace tiempo, sino que con sus chascarrillos hacen lo posible para que pasemos este trago económico de la mejor manera posible. Sólo en este escenario se entiende ese aserto de don José Blanco, nada de apodos, jaleando a los ciudadanos para que compren una vivienda y se acabe así con el stock del mercado.

Eso sí, si no le importa, y ya para hacer el favor completo, eso se lo cuenta usted a mi banco que yo soy de carcajada fácil. No acostumbro a hablar mucho de mí, aunque razones sobradas tengo para ello, pero, para que se haga una idea, pedí un crédito en diciembre para adquirir una bonita casa, adelanté una notable señal en la creencia de que, tal y como me aseguraban,  no iba a haber ningún problema y al final me quedé sin dinero y sin vivienda. No me diga pues que no tiene por lo menos tanta o más gracia que su proselitismo inmobiliario.

Con estas cosillas a veces no sabe uno en qué país vive o, lo que es más preocupante, duda de si de verdad el Palacio de Moncloa está justo en la salida de la carretera de A Coruña o la segunda a la derecha según se pasa Plutón. Tampoco escapa a estas extrañezas que alguien se siente a hablar de las jubilaciones futuras y algún miembro de la Administración acabe proponiendo la reconversión de la central de Garoña en un Burger King habida cuenta que, dada la actividad anterior, las hamburguesas se freirían muchísimo antes. Es lo que se llama aprovechar las sinergias. Yo que los sindicatos me lo pensaría.

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