No alimenten al troll – Háblame de amores

11/10/2013

Daniel Serrano. No alimenten al troll. Estupenda compilación de relatos impregnados de alto voltaje satírico y tendentes a la transgresión y, se lo aseguro, de lo más divertido. Háblame de amores tiene otro tono: confesional, tal vez más lírico, con alto contenido homosexual.

Me envía mi hermano Ismael (el cantautor) dos libros de cuentos adquiridos al otro lado del océano. Y me viene, claro, la nostalgia de las aceras rotas de Buenos Aires y el sonido de la lluvia mojando los cristales y sonando en Eterna Cadencia, mi librería porteña favorita, Cumbiera intelectual de Kevin Johansen. Ah. Un ferné cola, por favor. No, es broma. El ferné cola es un veneno serio pero de eso hablaremos otro día.

librosqlargoEl caso es que uno de los libros que me envía mi hermano Ismael (el cantautor) se titula No alimenten al troll. Autor: Nicolás Mavrakis. Estupenda compilación de relatos impregnados de alto voltaje satírico y tendentes a la transgresión y, se lo aseguro, de lo más divertido. Imagínense (y entenderán mejor si son ustedes oriundos de la Argentina) que uno de ellos se titula Hay que matar a Tinelli. Para que lo comprendamos todos: como si un literato español escribiese un cuento que llevase por título Hay que matar a Jorge Javier Vázquez. Osado Mavrakis y realmente talentoso. Escribe bien y nos habla de un mundo demente repleto de perturbados que encuentran en la red su perfecto lugar de reclusión o su campo de batalla para demoler el sistema. Aunque también, por ejemplo, se refiere Mavrakis a la construcción de la memoria, al engaño que se oculta tras cierta épica. Léase Kasos o el relato de cómo nuestro abuelito, tal vez, no fue quien dijo ser. Perdonen el spoiler. No pasa nada.

Destaca también el retrato generacional Trazadoras, que evoca un encuentro de ex compañeros de clase e incluye sentencias tan certeras como la siguiente: “Nunca hay que participar en una reunión de ex alumnos del colegio secundario a menos que hayan pasado cuarenta años, me dice Mangioni. Entonces toda la decadencia se puede atribuir pura y exclusivamente al tiempo”.

        Lo único que yo le puedo recriminar a Mavrakis es que califique a Enrique Vila-Matas de senil. Supongo que será en broma.

El segundo libro que mi hermano Ismael (el cantautor) me ha enviado es Háblame de amores. Autor: Pedro Lemebel. Chileno. (Mavrakis es argentino, por cierto).

Háblame de amores tiene otro tono: confesional, tal vez más lírico, con alto contenido homosexual. Mavrakis nació en 1982 y Pedro Lemebel en 1955 y eso se nota. Pero ambos rebosan modernidad y ambos hablan de cosas que nos atañen, que nos tocan. El problema de cierta literatura en español que se hace en España es que habla de cosas que ni nos atañen ni nos tocan ni nos importan un bledo.

Pedro Lemebel ejecuta a vuelapluma anotaciones fragmentarias, apenas relatos, fogonazos que, sin embargo, nos llegan hondo. El relato que abre el libro, Morir de amor en el Amazonas, parece que no cuenta nada y cuenta mucho. Son los detalles los que nos abren el camino hacia emociones insospechadas.

        “Ciertamente que reconstruir la historia de la homosexualidad en Chile significa bucear en el océano oscuro de su clandestinidad”. Se pueden hacer una idea de lo que se van a encontrar. O no. Hasta que uno se pone a leer cada cuento no se hace una idea de hasta donde puede llegar Pedro Lemebel.

La vitalidad de las letras latinoamericanas me resulta evidente. Aquí tenemos El tiempo entre costuras y las intrigas de Julia Navarro o Javier Sierra pero es que allí todavía se rinde culto a la alta literatura. Exagero, claro. Hay a este lado del océano quien todavía apuesta por la pelea. Pero también tanta estupidez. Exagero, evidentemente. Porque hasta en El Ateneo, la gran librería teatro de Buenos Aires, un alto porcentaje de los volúmenes allí ofrecidos son de autoayuda y best-sellers zafios y todo eso. Pero. La cuestión es que me envía mi hermano Ismael (el cantautor) un par de libros desde allá y ambos me parecen dignos de ser atendidos, ambos excelentes compilaciones de textos brillantes y afiladamente irónicos.

Y se lo quería transmitir a ustedes. Para encontrarlos, eso sí, deberán echar mano de Amazon o donde demonios se compren ahora los libros de modo virtual.

No alimenten al troll. Nicolás Mavrakis. Editorial Tamarisco. 147 páginas.

        Háblame de amores. Pedro Lemebel. Seix Barral. 287 páginas.

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