La estrategia garantiza la supervivencia de la empresa

30/08/2013

Miguel Ángel Valero. Juanma Roca hace una instructiva adaptación para el directivo de “El arte de la guerra” de Sun Tzu

Hacer la enésima actualización del milenario y celebérrimo tratado sobre la guerra de Sun Tzu siempre es un reto. Y hay que reconocer que Juanma Roca, un habitual de los libros de gestión y management (“El reino de la humildad”, “Revolución LinkedIn”, “MBA’s, ¿ángeles o demonios?”, “El líder que llevas dentro”, una revisión de los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola aplicada a la empresa), sale airoso de la prueba con “El arte de la guerra hoy. Estrategia milenaria adaptada al triunfo en la empresa” (Conecta, 194 páginas). Y no era fácil, porque quien más, quien menos, ha hecho (o ha leído) algún comentario de la milenaria obra sobre estrategia. Más conocida que leída, y más citada que asimilada, pero que sin duda es el libro de cabecera de muchos empresarios. Entre ellos, el presidente del Grupo Santander, Emilio Botín.

Roca acierta al compaginar pensamientos de “El arte de la guerra” con reflexiones propias y, sobre todo, ajenas (más de diez páginas de la obra son notas sobre citas) y con ejemplos de empresas y empresarios de todo tipo. Llama la atención, porque las referencias a casos reales de compañías y de empresarios, entre otros personajes, suponen posiblemente la gran aportación de esta relectura de la obra de Sun Tzu, que el libro de Juanma Roca carezca de índice onomástico.

Porque Roca habla de las compañías telefónicas, de las eléctricas, de Enron, Le Cirque du Soleil, Nespresso, de gurús del management como C. K.Prahalad o Joseph Wharton, de Abraham Lincoln, Ghandi, de Amazon y Jeff Bezos, de Steve Jobs y Apple, de Coca-Cola y Pepsi, de las remontadas del Real Madrid en las Copas de Europa pero también del Barcelona de Cruyff y el de Guardiola, de eBay, Dell, Amazon, General Electric, y de un larguísimo etcétera.

La primera conclusión de esta relectura de “El arte de la guerra” es la importancia fundamental de la estrategia para lograr la victoria. Porque aquí no vale eso tan olímpico de que lo importante es participar. Sólo sirve la victoria. Quedar segundo es figurar en primer lugar dentro de la relación de los derrotados, como queda claro tanto en la obra de Sun Tzu como en la interpretación que de ella hace Roca.

Y para ello hay que saber estar en el mercado y competir en él. Roca hace mucho hincapié en este aspecto de la obra de Sun Tzu, en “la importancia de posicionarse en el terreno con garantías para la victoria” (página 12).

Pero también hay una reivindicación del pacifismo, por mucho que guste hablar de las empresas como un campo de batalla. “La mejor victoria es vencer sin combatir”, dice Sun Tzu. No todo vale para alcanzar la victoria. El fin nunca justifica los medios. Algo que debería estar grabado en la mentalidad de un empresario.

 

El arte del engaño

Pero “todo el arte de la guerra se basa en el engaño”, porque “el supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin combatir”, subraya el genial general chino en su obra, de más de 2.500 años de antigüedad y más actual que muchos reputados libros sobre management. Aquí entran en juego aspectos tan fundamentales como el marketing o la reputación, el mundo de las percepciones, de las apariencias, de la imagen que vale mucho más que mil palabras. En definitiva, la estrategia.

En ese sutil juego de percepciones, en el que se juega la supervivencia, es donde el empresario debe gritarse a sí mismo todos los días: ¡Es la estrategia, estúpido!

 

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