No es exactamente importante otra cosa sino estar vivos y celebrarlo estos días de verano, agotar el alma en exploraciones siempre nuevas, regresar al mar de donde partimos, la espuma fría aliviando nuestra fiebre, las lunas que jamás volverán a repetirse. Toca darse al gozoso dolce far niente y al crepitar de las páginas de los libros que, en verano, tienen el efecto refrescante de un trinaranjus burbujeante sin burbujas. Mmmm. Ahí van unos títulos que les pueden ser de ayuda para este largo y cálido estío.
es la novelita ideal para aliviar la canícula sin esfuerzo alguno. Un cuento de judíos de Buenos Aires aromatizado de humo de café, idas y venidas transoceánicas y amores trágicos que desaguan en el Delta del Tigre. Su autor, Marcelo Birmajer, ejerció de coguionista en El abrazo partido, esa comedia con la que Daniel Burman quiso postularse como Woody Allen del Río de la Plata. Esta novela poco tiene de comedia pero resulta, en todo caso, más amable que dramática y posee, antes que nada, la virtud de la absoluta ligereza. Puro relato que no se detiene en ningún momento y se lee de un tirón. ¿Alta literatura? Pues no. Pero entretiene y provoca la añoranza de las aceras rotas de Buenos Aires y las mediaslunas de grasa. Sniff.
- 2. Grandes aventuras de la Historia: Héroes,
aventureros y cobardes compila las fabulosas piezas periodísticas de Jacinto Antón, el hombre que cada verano lee Lord Jim en la cubierta del barco que le lleva a Formentera. “Un libro apasionante” dice la contracubierta y sí, aceptemos el tópico por esta vez. Nazis, pirámides, comanches, fieras que devoran niños, el Everest. De todo. Aventureros reales con apariencia de haber salido de las páginas de Julio Verne o un tebeo de Tintín. Relatos sorprendentes con un hueco (ya lo dice el título) para los cobardicas, esos a los que siempre les toca bailar con la más fea en cuanto a épica se refiere. Y que, sin embargo, a veces resultan tener vidas más interesantes que los presuntos héroes. Lean y descúbranlo.
- 3. Brunetti ha vuelto: ¿Qué les voy a contar de
El huevo de oro, lo último del comisario Brunetti? Que es Donna Leon tal y como nos gusta, con su universo amable y sus callejuelas húmedas y sus crímenes extraños. Leer la serie de Brunetti es para mí pasear por Venecia y disfrutar de esas comilonas mediterráneas que prepara la esposa del comisario y que difícilmente puede uno degustar si va a Venecia, donde al turista le toca alimentarse con la peor comida de toda Italia. El caso es que tengo especial cariño a estos libros y como antídoto contra el opresivo calor de estas fechas me parece perfecto. Volver a Venecia. Quién pudiera.
izquierdas es una rareza sobre todo porque en España a los periodistas deportivos les suele doler mucho la cabeza si leen un libro (o sea que en eso son como los propios futbolistas) y tienden a no escribir más que lo estrictamente necesario porque también les sienta fatal. Me refiero a que, salvo excepciones (Sámano, Relaño..), en España el periodismo deportivo es dar voces en la radio o la tele y así se pierden grandes historias que luego uno descubre en documentales de la BBC o porque las cuenta John Carlin. Quique Peinado, a contracorriente, ha escrito un gran ensayo donde mezcla deporte y política. Del mítico Sócrates al heróico futbolista chileno que negó la mano a Pinochet, un puñado de buenas historias sobre estrellas que, además de golpear el balón, pelearon fuera de la cancha por sus ideales. Un magnífico libro que, sobre todo, brilla por su condición de rareza entre tanta farfolla y vulgaridad esportiva.
en una barca es una desternillante novela que yo leí cuando era adolescente en la colección Club Joven de Bruguera que tantos descubrimientos nos deparó. Cuando vi que Blackie Books la había reeditado me lancé sobre ella y comprobé (oh, cielos) que las risas que provocó en mí siendo casi niño volvían a reproducirse. Humor blanco firmado por Jerome K, Jerome, one hit wonder de la literatura británica y autor incombustible generación tras generación, capaz de seducir desde 1889 a miles (millones) de lectores con esta obra inmortal en la que tres idiotas entrañables se embarcan junto a su perro en una travesía infame por el Támesis.
- 6. Y poesía de los Mares del Sur:
Naturalmente, poesía. Para melancolizarnos un poco en esos crepúsculos interminables de agosto, cuando soñamos con goletas que nos lleven muy lejos, hacia un Sur en el que la vida sea verdaderamente sencilla. La poesía de Robert Louis Stevenson. Traducida por Javier Marías. Traducción que (por literal y mecánica) he oído discutir. Pero quedémonos con la impresionante belleza de la mayoría de estos versos del autor de La isla del tesoro. Entre los cuales se incluye, cómo no, su epitafio.
“Y que pongáis en mi tumba este verso:
Aquí yace donde quiso yacer;
de vuelta del mar está el marinero,
de vuelta del monte está el cazador”.
El club de las necrológicas. Marcelo Birmajer. Plaza&Janés. 240 páginas.
Héroes, aventureros y cobardes. Jacinto Antón. RBA. 493 páginas.
El huevo de oro. Donna Leon. Seix Barral. 319 páginas.
Futbolistas de izquierdas. Quique Peinado. lée/me. 234 páginas,
Tres hombres en una barca. Jerome K. Jerome. Blackie Books. 249 páginas.
De vuelta del mar. Antología poética. Robert Louis Stevenson. Traducción de Javier Marías. Reino de Redonda. 244 páginas.
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