Artur Mas tomó posesión como presidente de la Generalitat horas después que el dirigente socialista Ferran Mascarell aceptara formar parte de su gobierno como conseller de Cultura. Tanto la oferta del ya president de la Generalitat por parte de Mas como su aceptación por parte de Mascarell disgustaron al PSC. El partido hizo un lacónico comunicado en el que subrayó “el carácter personal de una decisión política que implica sumarse a un proyecto muy diferente al nuestro” y añadió que Mascarell “ante la disyuntiva gobierno-oposición ha optado por el gobierno, mientras el PSC desarrollará sin él la labor de oposición y alternativa que nos han encomendado los ciudadanos”.
Esta noticia se conoció poco antes del solemne acto de toma de posesión de Artur Mas como presidente de la Generalitat. Tras prometer el cargo, Mas aseguró sentirse un privilegiado “de vez en cuando los sueños de una persona se hacen realidad” para a continuación señalar que desde su nuevo puesto “tengo muchos más deberes que cumplir que derechos a reclamar” y aseguró que los siete años de “travesía en el desierto” le han servido para “cruzar Catalunya muchas veces, conocerla a fondo, tocarla… ahora puedo ejerce mucho mejor el cargo que en años anteriores”. Ahora se encuentra con un país lleno de problemas, por lo que prometió trabajar con “la cabeza fría, el corazón caliente, el puño firme y tocando con los pies en el suelo” con el objetivo de “poner el país en marcha, movilizar todas sus energías y no tener miedo”. Reclamó la ayuda de la sociedad de la que dijo que “todas las personas que tenga algo que aportar tiene el deber moral de hacerlo”. Por otra parte destacó que el traspaso de poderes “ha sido impecable”.
El ya presidente constató que ha vivido toda su vida adulta en democracia y en ella ha visto como los presidentes y los gobiernos “los ponía el pueblo” por lo que “no me siento un resistente ni un liberador, si no un constructor de la nación catalana”. A continuación señaló que la vida de un presidente es de pocos años, la de una persona de algunas décadas , la de un estado acostumbrado a durar algunos centenares de años, “pero la vida de los pueblos, de las naciones se miden en miles de años y “yo me siento como un eslabón más de este engranaje que empezó hace más de mil años” y se comprometió a servir “con humildad a este país que es el nuestro”. E hizo una declaración de principios: “La plenitud nacional de Catalunya es un reto que es preciso asumir, pero hemos de tener paciencia para poder lograrlo”.
Antes el presidente saliente, José Montilla recordó que es la cuarta vez en los últimos treinta años que un presidente saliente de la Generalitat cede su puesto al entrante, ”supone la alternancia política que se ha convertido en un acto de normalidad democrática” lo que resalta tanto la continuidad institucional como la constatación del buen funcionamiento del sistema y acabó su intervención desando que “en el futuro la sociedad catalana esté más preocupada en construir que no es ser”.
La «sorpresa» Mascarell
Ferran Mascarell es un veterano dirigente del PSC del sector catalanista, primero concejal en el ayuntamiento de Barcelona y posteriormente conseller de Cultura en la época Maragall y que algunos deseaban que fuera el candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona en las próximas elecciones municipales. Por otra parte ha sido muy crítico con la dirección del partido. En los últimos tiempos se acercó a la propuesta de Mas de “la casa gran del catalanisme” (la casa grande del catalanismo” y no ha ocultado actualizar la relación entre Cataluña y España sin descartar un posible estado catalán dentro de la Unión Europea. Ello le creaba no pocos problemas con la dirección de los socialistas catalanes y un evidente distanciamiento de las tesis españolistas del partido.
Su decisión de incorporarse en el primer gobierno de Artur Mas ha sorprendido a la sociedad catalana. Formaba parte del sector nacionalista del PSC muy incómoda por su marginación en el partido, pero no se contemplaba su posible salida del PSC tan pronto.
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