A pesar de que este alza del salario mínimo no suponga un impacto sobre las cuentas públicas, podría restar competitividad a la economía lusa y muchas empresas han mostrado su oposición, mientras algunos economistas demandan incluso rebajas salariales para no enviar señales equivocadas a trabajadores.
La ministra de trabajo portuguesa, Elena Andre, indicó que el salario mínimo subirá 10 euros el próximo mes, en vez de los 25 euros demandados por los sindicatos en virtud de un acuerdo alcanzado en 2006 para que se aplicaran subidas anuales de 25 euros.
«500 euros será el objetivo a alcanzar en 2011. No en enero, sino a lo largo del año», dijo la ministra, quien sugirió que podría alcanzarse dicha cifra en mayo o septiembre.
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