Si existe el cielo, ya es tuyo y de ella

20/12/2010

diarioabierto.es.

No sabía realmente cómo titular este artículo. Tal vez necesitaba compartir una tristeza, un sentimiento. Voy a intentar hablar de ella sin que me tiemble la voz ni las letras.

Ella tiene ganado el cielo, si es que existe. Yo sé lo que es ver la muerte. Ver la muerte en unos ojos, y es, creo,  lo peor que puedes ver en esta vida. Y ella ha tenido que vivir eso, ver la muerte en los ojos de la persona amada.

Sé que el camino del dolor y la incertidumbre, del «se curará», es complicado, es difícil, y que no hay un solo día en que no tengas ganas de abandonar la batalla, de decir basta, se acabó, no puedo más. Sin embargo ella ha caminado, a veces sobre finos cristales y otras veces sobre baldosas de esperanzas y sueños.

Tristemente todos los caminos que son duros no llevan a la felicidad. No se cumplen nuestros sueños por el mero hecho de soñarlos. Y es una pena.

A veces llega una enfermedad y te arrebata lo que más quieres. Y tú te preguntas constantemente ¿por qué nos ha tocado a nosotros? ¿qué hemos hecho para merecer esto? Se suele decir que es una lotería, yo creo que es una putada. Así con todas sus letras. Una putada grande.

Ella ha luchado. Ha estado a su lado. Ha vivido cerca de sus dolores, sujetando su mano, su cuerpo pequeño y cada vez más diminuto y frágil, la ha mirado a los ojos, han soñado juntas cerca de la muerte, cerca de ese abismo que les separaría pronto. Siempre digo que la muerte no termina con la relación, si con la vida. Jamás dejará ella de acariciar su mano con ese recuerdo que nunca se irá. Porque quedará para siempre prendido en tu pelo el suyo, en tu mirada la de ella, en tus caricias las de sus manos porque siempre tus manos llevarán un poco de las suyas.

Odio la muerte, porque la muerte te lleva y no te devuelve. Aunque yo creo que hay personas que en vez de irse se quedan dentro de ti. Ella está dentro de ti. Ella mirará por tus ojos, soñará dentro de tus sueños, acariciará la vida con tus manos, con tu tacto. Y cuando respires estarás respirando también por ella. Ella estará siempre contigo, porque forma parte de ti. Ella se ha ido, pero todo lo que fue, todo lo que será, te pertenece a ti, está ahí, eternamente contigo, porque ella se aferraba a la vida y al amor y a todas las cosas. Es imposible que personas como ella nos puedan dejar del todo, por eso sé, que está contigo. Dentro de tu pecho, mezclada entre tus latidos y tu sangre.

Esto no es un homenaje, yo no sé hacer de eso. Esto simplemente es un «ánimo» un «no estás sola». Estás con ella y con nosotros.

Llorarás. Llorarás y la pena, y siento decírtelo no se irá nunca. Pero si el dolor. Porque cada vez la sentirás mas dulce dentro de tu pecho. Cuando la rabia por no entender las pequeñas tragedias de esta vida, se disipe, encontrarás esa paz interior y te sentirás feliz dentro de ella. Piensa que ella mira a través de tus ojos, y que tienes que rodearte de felicidad y de cosas bonitas, para que ella sea feliz. Pero llorarás estos días y nadie ni nada podrá evitarlo. Te sentirás sola y perdida y querrás por momentos cerrar los ojos para siempre. Sentirás que te falta ese aire que respirabas a su lado. El calor de su cuerpo y tal vez caigas en la melancolía y la tristeza más dura, que es la de intentar entender lo que no se entiende, pero créeme, que aunque aún esperes su regreso, ese sonido de llaves, esos pasos urgentes, esa llamada, un día dejarás de esperarla, porque sentirás esa luz dentro de ti, que es ella, con toda tu intensidad.

No te imaginas el amor que le has dado. El amor que ella te deja. Si pudiera, si fuese capaz de escribir sobre ese amor, lo haría. Pero es imposible. Hay cosas que solo se pueden sentir y toca sentirlas. Quédate con eso.

Y ahora, en ese silencio que sientes, he de decirte que no está sola. Nunca estarás sola. Tienes amigos y familiares contigo, pendientes de ti, dispuestos a estirar su mano hasta alcanzar la tuya. Dispones de gente llena de abrazos para calmar este frío, este invierno que se ha instalado entre tu pecho y tu sonrisa, robándote los sueños y el futuro trazado.

Querida amiga, quien da, recibe. Tú eres tan buena, que creo que será imposible que la vida te pueda recompensar tanto amor, y tanta dedicación. La has cuidado tan bien y por tanto tiempo, que te admiro y te diría, que ya quisieran todas las personas tener cerca a alguien como tú, tan incondicional y tan persona. Ya quisiera mucha gente haber querido como tú lo has hecho y lo haces. Y que te hayan querido como ella lo hizo.

Estos días serán tristes. Pero este cielo gris dejará de ser tan gris. Dejará, dentro de un tiempo, de llover dentro de ti. Y tus manos, esas que sientes ahora vacías, estarán llenas de todo lo que la vida te tiene reservado.

Nosotros también la echaremos de menos, pero nunca como tú, nunca con tu mismo dolor, nunca con la misma intensidad de silencio y de vacío. Y yo me quedaré con las ganas eternas de conocerla, aunque intuyo que cuando te mire a los ojos veré parte de los suyos y te daré ese abrazo, un abrazo de los miles que te están por llegar.

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