La saga McClane ataca de nuevo

15/02/2013

María Martín. La Jungla de Cristal es posiblemente una de las sagas de acción más famosas de los últimos 30 años.

Protagonizada por Bruce Willis y una enorme lista de secundarios de lujo (Alan Rickman, Jeremy Irons, Samuel L. Jackson, Kevin Smith, Franco Nero…), nunca ha intentado esconder lo que era, ni prometido más de lo que daba: unas horas de diversión palomitera sin más profundidad de la necesaria. Rodada la primera parte en 1988, la saga ha ido creciendo en adeptos en estos 25 años, aunque no así en presupuesto, quizá porque la crisis está llegando a todas partes (el de esta entrega es de 100 millones de dólares, mientras que el de la anterior, La Jungla 4.0, fue de 110 millones de dólares).

 

No cabe duda de lo que la ha convertido en un clásico del cine de acción es en buena medida por el excelente personaje que resulta ser John McClane: un policía de nueva York al que los problemas le persiguen y que acaba siempre envuelto en persecuciones y peleas imposibles. Porque cuando se apagan las luces del cine y empiezan los títulos de crédito todos sabemos que a McClane puede pasarle cualquier cosa. La astuta mezcla de heroísmo, cinismo, estupidez, cabezonería y sentido del humor, mezclado con unas pequeñas gotas de vulnerabilidad, es lo que le hace tan buen personaje. Absolutamente increíble fuera de la gran pantalla, pero capaz de hacernos comulgar con ruedas de molino dentro de ella.

 

Pero Bruce Willis va haciéndose mayor para los trotes que se pega McClane en cada entrega (va camino de los 58) y eso es algo que sin duda ha debido pesar a la hora de crear ésta. Y no porque haya menos persecuciones de coches o menos tiros por minuto, no, sino por el protagonismo compartido de Willis con Jai Courtney, quien interpreta al aparentemente rebelde y problemático Jack McClane, amén de algunas de las bromas que se gastan padre e hijo durante la cinta. Nunca hasta ahora John McClane había corrido el riesgo de ser eclipsado, y sin embargo en La Jungla: Un buen día para morir, no se trata de algo lejano, sino que la presencia de Courtney como otro héroe de acción lo convierten en algo muy real. Aún así, quizá por el carisma de Willis y su personaje, nunca llega a pasar.

 

Ya hemos dicho que esta nueva Jungla tiene todos los elementos de las anteriores, pero queda añadir un detalle más, una vuelta de tuerca hasta ahora nunca vista. En las cuatro anteriores entregas el esquema era sencillo: un malo, un plan para causar el caos a mayor o menor escala y un héroe dispuesto a salvar el día. En esta ocasión la trama no es tan sencilla, en cuanto que la mente maestra detrás de todo, aquel que mueve los hilos, no nos es revelado hasta casi el final, convirtiendo una película de acción en algo a medio camino de la acción y el thriller.

 

Así pues sólo queda una conclusión después de tantos pequeños detalles. La Jungla: Un buen día para morir es una película de transición, una despedida a un héroe que nos ha acompañado 25 años y la presentación de uno nuevo, de alguien que mantendrá la tradición familiar con una nueva forma de hacer las cosas. Es, a la vez, una nueva entrega de la saga y algo completamente nuevo. Es La Jungla y no lo es.

 

La Jungla: Un buen día para morir se estrena el viernes 15 de febrero en toda España

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