Es posible que suene a ventajismo barato pero mucho antes del decreto, la prórroga y los posibles penaltis andaba ya uno en estado de alarma permanente. Lo malo es que para aliviar esta desazón no hay controlador que valga. Como poco, con los mismos condimentos de esta receta castrense, Zapatero debería dar las órdenes pertinentes a Chacón para poner a un cabo chusquero en la ventanilla a dispensar los créditos que los bancos niegan a pequeños empresarios asfixiados y asalariados que todavía sueñan con una casa. No se rían que se supone que es un derecho constitucional.

O eso o que se convoque desde el BOE unas masivas oposiciones a recluta fijo discontinuo para maquillar en algo las estadísticas del paro o que se presente a un casting al carnero de la Legión a ver si nos sale tan rentable en el cine como lo fue la mona Chita. Todos los ingresos extraordinarios son bienvenidos. Ahora, ya puestos en plan zoológico, ha sido de nuevo una agencia con nombre de gato persa, Moody’s, quien nos recuerda que somos menos de fiar que un embajador norteamericano en un cóctel de media tarde.

Después de la tempestad social en vez de venir la calma viene el bueno de Valeriano con las rebajas. Y, con todo y con eso, con una reforma lesiva de las pensiones, menos salarios, los chollo-despidos, la supresión de ayudas a los desempleados y lo que nos espera adivinen quién nos cuestiona con pertinaz denuedo. En efecto, los mercados. Y no el de su barrio que seguro que todavía le fían el chopped sino ese ente del que, en aplicación de la cita bíblica según la cual por sus obras los conoceréis, sólo sabemos que tienen más cara que los muchos sacos de perras que se han llevado y que, con crisis o sin ella, siguen con la intención de llevarse.

Y ante eso, en vez de plantarles cara, nuestro presidente del Gobierno se nos mete a novillero en tan delicadas circunstancias. Ya lo dijo en un castellano manifiestamente mejorable el presidente del Consejo Europeo. “José Luis, has cogido al toro por los cuernos”. Lo malo es que las cornadas nos las hemos llevado antes otros y me temo que, con todo y con eso, ni siquiera va a salir por la puerta grande.